domingo, 27 de abril de 2014

El reencuentro

      Ignoro cuantos años habían pasado, quizás tres, tal vez un par, con certeza no lo se. Lo que si sabría después es que se trataba de un reencuentro, volver a verla luego de tanto tiempo, bajar por la escalera, ella esperando... 
     Lo siguiente que recuerdo es un abrazo cargado de... no, cargado no, lo que sigue, de pensamientos como "tiempo sin verte", "te extrañaba a montones" y "que falta me hacías". A continuación tocaba ponernos al día, ya saben, cosas de estar tanto tiempo separados, había sido un viaje largo, de esos que cada vez que son recordados se hacen más cortos porque nada fue tan espectacular como el destino.
      A lo que iba, nada mejor que un paseo y una conversación agradable para hacer que dos personas se cuenten los pormenores vividos estando separados, conversación que se dio como si jamás se hubiera interrumpido, con una naturalidad y fluidez impropia de la situación, lejos de todo silencio incómodo que temí pudiera aparecer en cualquier momento, cosa que no sucedió ¿Cómo podía pasar si esto era un reencuentro?
       Un beso furtivo e inesperado durante la caminata, más tarde tomar un tren lleno que nos obligó a viajar de pie y muy cerca el uno del otro, cosa sin importancia, toda una bendición quizás, para dos personas que tenían tanto tiempo sin estar juntas. Al llegar al... ¿parque? No lo se, es difícil ponerle un nombre a un sitio como ese, sigamos, al llegar al lugar, la conversación seguía con la misma fluidez y comodidad que había caracterizado a este reencuentro desde el principio, ya no íbamos del brazo, eran nuestras manos las que nos unían ahora, repitiendo el abrazo que al comenzar el día había dado yo a ella, posiblemente cargado de los mismos pensamientos si las manos pensaran.
       Cada vez que me da por pensar en lo que pasó después, tales recuerdos van imbuidos del aura que tienen los sueños una vez despertamos, esa especie de velo que filtra los colores del sueño, que a veces los hace lucir más vivos o hace que la luz se vea más brillante. En retrospectiva algunas cosas se sienten diferentes, la escalera no era solo una escalera, sino la de un aeropuerto, o un andén de tren, había sido un largo viaje, yo llegando y ella esperando ¿O era al revés? Yo esperando y ella llegando ¿de nuevo? a mi vida.
        Quién lee estás lineas podrá atreverse a pensar que divago o aluciné, yo en su momento también llegué a pensar ¿Es real esto? hoy sólo me queda decir...

           Lo es.

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